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Fútbol Solo Fútbol

http://elnacional.com.do/deportes/2011/6/28/87466/FUTBOL-SOLO-FUTBOL



Escrito por: Jorge Rolando Bauger (jbauger@hotmail.com)
Deploran actos de los Barras Bravas

Dicen   grupos como ese son cobardes violentos que sólo empañan la popular fiesta del fútbol

A pocos  días del inicio de la Copa América que se disputará en Argentina desde el 1ro. hasta el 24 de julio, el descenso a la Segunda División del histórico Club Atlético River Plate, institución que tiene más de 110 años de vida deportiva durante los cuales ha conquistado 33 campeonatos, provocó  violentas reacciones  de los *barras bravas* del conjunto millonario que causaron múltiples daños
al  estadio Monumental, sede de la gran final de la Copa América 2011.
Lamentable, vergonzoso, inexplicable, incalificable e indigno del deporte ha sido el comportamiento de los seguidores de uno de los clubes más importantes del mundo en el que han jugado estelares como Don Alfredo Di Stefano, Omar Labruna, Amadeo Carrizo, Beto Alonso, Daniel Passarella y Enzo Francescoli, por sólo citar algunos.
Desafortunadamente, la violencia no es de ahora. De  acuerdo a los registros históricos, en el año 1916 en ocasión de la  primera  Copa América, se enfrentaron las selecciones de Argentina y Uruguay y los fanáticos de ambos equipos demostraron su inconformidad con el arbitraje, incendiando las graderías que, en ese entonces, eran de madera.
Desde el año 1939 a la fecha el fútbol argentino ha cobrado más de 265 víctimas.
Hace 43 años, un 23 de junio del año 1968 para ser mucho más precisos, en el mismo estadio Monumental de River Plate  murieron aplastados 71 fanáticos menores de 20 años. Ese día se enfrentaron los eternos rivales  del fútbol argentino River y Boca Junior, y  al término del encuentro, una de las puertas de salida -la tristemente célebre puerta número 12- no se abrió  y ahí perecieron asfixiados más de 70 jóvenes cuyo único delito fue el de ir al estadio`a alentar a su equipo
preferido.
La semana pasada cuando en el majestuoso estadio Pacaembu de San Paulo  se disputó el encuentro decisivo de la Copa Libertadores de América entre el Santos de Brasil y Peñarol de Montevideo, el mundo entero vio con asombro el  deplorable espectáculo que ofrecieron los futbolistas de ambos equipos que se enfrascaron en una violenta pelea.
La lista de estos actos vandálicos es infinita y no sólo registra acontecimientos acaecidos en nuestra sub-desarrollada Sudamérica, sino que también reseña tragedias como la del estadio de Heysel (Bruselas) Bélgica el 29
de mayo del año 1985.
En esa fecha el Liverpool de Inglaterra y la Juventus de Turín disputaban la final de la Copa de Campeones ante más de 60.000 espectadores y los violentos *hooligans* ingleses se enfrascaron en una violenta pelea con los *ultras* del equipo italiano. El  pleito terminó con 39 víctimas que fueron colocadas a la orilla del terreno de juego para que el mismo pudiera disputarse. 
Es decir que, pese a los casi 40 muertos,  el *espectáculo del fútbol* continuó porque habían millonarios intereses involucrados en el mismo.
Ese acto inhumano fue duramente criticado en todo el mundo y el hoy presidente de la UEFA (Unión Europea de Fútbol Asociado) oportunamente declaró que los dirigentes obligaron a los jugadores
a disputar la final.
Al recordar estos acontecimientos vergonzosos que manchan y llenan de barro al maravilloso fútbol, se nos ocurre compartir las inquietudes de un ingenuo anónimo que  pregunto: ¿En qué se parecía el fútbol a Dios...?. Sin ningún interés en que me cataloguen como un irrespetuoso hereje, transcribo la respuesta que alguien le suministró: La similitud entre Dios y el fútbol radica en la pasión que muchos sienten por uno, y en la desconfianza que le tienen los  intelectuales a lo otro.
Quiera Dios que la cordura mantenga lejos de los estadios a los  barras brava, torcedores, ultras, hooligans o como se denominen los cobardes violentos que empañan la fiesta más popular que existe.

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